Una vez sopesado el aspecto económico, la aplicación de esta medida pasa por determinar qué obras deben ser. encuadernadas, reencuadernadas, conservadas o restauradas, en qué talleres realizar el servicio y cómo ha de ser el trabajo a realizar.
Además de las medidas preventivas y de conservación pertinentes, las bibliotecas y archivos recurren también a labores de restauración, para devolver a los materiales dañados sus características visuales y funcionales originales y, con ello, prolongar su uso.
Aunque antiguamente se trataba de una actividad artesana, sin criterios uniformes, hoy exige una planificación detallada y precisa.
Los criterios que deben guiar la restauración son, ante todo: respeto a la originalidad e integridad material de la obra, inocuidad y reversibilidad. Si bien la reparación de ejemplares valiosos o de difícil reposición debe dejarse en manos de especialistas altamente cualificados.